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Entrevista sobre Educación e Innovación

Comparto una entrevista que me realizaron hace unos cuantos años para "MIAC".


¿Si tuvieras que elegir un momento de tu vida profesional, con cuál te quedarías?

Recuerdo con mucha emoción mi primera clase, una sustitución en 1º de primaria en al año 2002. También la primera vez que me ofrecieron compartir mi experiencia en una ponencia, en la que además me encontré con grandes personas que ahora son grandes amigos. Pero elegiría sin duda cualquiera de esos momentos en los que un alumno te reencuentra con cariño tras el paso del tiempo.


¿Qué es para ti la innovación educativa?

Es la actitud de transformación por parte de todos los elementos que componen el sistema educativo, ante los nuevos cambios que tienen lugar en la sociedad.


¿Utilizas metodologías innovadoras en el aula? ¿Cuáles?

Me gusta que sean las alumnas y los alumnos quienes diseñen, creen, toquen, descubran, piensen por sí mismos.
Intento seguir las evidencias de la psicología cognitiva, incorporo el Aprendizaje Cooperativo junto al ABP siempre que puedo y desde hace años estoy liado con la programación y la robótica educativa.


¿Qué te ha llevado a apostar por el cambio educativo?

Ser consciente de que los alumnos entraban en una rueda de “acumular información – hacer un examen – olvidar información”. Además, investigar sobre cómo aprenden las personas, me ha ayudado a comprender mejor el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Creo que el cambio educativo no es una apuesta aislada o puntual, no es una moda. Es algo que va a acompañar siempre a la educación, ya que ésta va en consonancia con la sociedad y sus avances.


Elige una palabra, tu centro: ¿favorecedor o limitador? ¿Qué características tiene un centro que apuesta por el cambio educativo y la innovación?

Realmente cualquier centro puede apostar por innovar en educación. La dificultad está en contar con los recursos humanos necesarios. Un profesorado con actitud de cambio constante, con actitud de trabajo, un equipo directivo con actitud de diálogo, con actitud favorecedora, unas familias con actitud de confianza en el centro, un alumnado implicado en las decisiones del centro… El cambio será proporcional a la actitud de las personas que forman parte del proyecto.


¿Qué mejorarías de nuestro sistema educativo?

Seguimos educando para que los alumnos automaticen mucho y piensen poco. Debemos favorecer el desarrollo del pensamiento divergente y del pensamiento crítico. Tenemos que conseguir un sistema educativo en el que sean los/as alumnos/as quienes (se) hagan las preguntas.


Si estuviera en tu mano cambiar algo en la educación actual, ¿qué cambiarías?

El currículo. Me gustaría compartir la necesidad de flexibilizarlo. Tien exceso de contenidos y criterios, algunos ajenos a la realidad y diversidad de nuestro alumnado.
Además, estamos en una sociedad “conectada”, donde el aprendizaje tiene lugar entre personas, en cualquier lugar y en cualquier momento. No podemos mantener una educación de “estándares”, de “libro de texto”, de “filas de uno”, de “memorización” sin comprensión alguna.
Lo importante es que aprendan realmente. Y que piensen por sí mismos. Los contenidos en la mayoría de los casos, tienen que ser herramientas y no “fines” en sí mismos.


¿Has participado en algún proyecto que quieras destacar?

Algunas de las iniciativas en las que he tenido o tengo la suerte de colaborar, son: “HangoutEDU”, "Cine y Educación", "Dibújamelas" y "RobóticaPoLaIgualdad", pero me lío muy fácilmente con las propuestas que me van surgiendo.


¿Qué características debe tener un líder educativo?

Capacidad de escucha, humildad, actitud de cambio constante, y sobre todo, saber apostar por las personas correctas.


Si tuvieras que crear un “club educativo” ¿a quién invitarías?

No me veo creando un “Club”. Me suena a algo “cerrado”. Me inclinaría por crear espacios de aprendizaje, iniciativas de colaboración, eventos de buenas prácticas,... Y ahí, invitaría a participar a cualquier docente apasionado/a que quiera compartir sus experiencias y aprender otras nuevas.

Podría nombrar a muchas personas como compañeras/os de ruta, pero prefiero no olvidar a nadie. Lo que sí tengo claro, es que cada vez hay más docentes que aportan muchísimo a la educación, y me quedo, sin lugar a dudas, con esas personas humildes que comparten, ayudan y pasan desapercibidas.

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Una evaluación centrada en el aprendizaje


Hace menos de un mes, realicé una colaboración con un artículo en la Plataforma "Evaluacción". Podéis leerlo en esta entrada, o accediendo a la fuente original AQUÍ.

Espero que sea de vuestro agrado...


EVALUAR para "PRENDER"

Sí, he escrito “PRENDER”. No se me ha olvidado la “A”. La evaluación es una manera de mantener “vivo” el proceso de enseñanza y aprendizaje. De la misma forma que provocamos la curiosidad y las ganas de aprender en el aula, tenemos que favorecer ese espíritu de mejora, esa revisión constante que es parte de la metacognición, esa actitud que nos permite conseguir lo mejor de nosotros mismos y dar sentido al esfuerzo realizado.

Evitemos que el objetivo de nuestras chicas y nuestros chicos sea aprobar exámenes. Consigamos que mantengan sus ganas de aprender, a pesar de los fallos y gracias a ellos.


Una buena evaluación, parte de tres sentimientos principales.
El primero, es que el alumnado se sienta motivado al ser consciente de su proceso y de la diversidad (qué puedo mejorar, en qué momento estoy, qué se me da bien, qué me gusta más, no hay no hay personas listas o tontas, tenemos capacidades distintas).

El segundo, es que sienta la confianza y compañía de docentes y familia (me ayudan, confían en mis posibilidades, me conocen, también aprenden y mejoran ellos gracias a mí, son un ejemplo de lo que transmiten, no se obsesionan por mis notas).

Y el tercero, es que se sienta optimista entendiendo el “error” como parte del aprendizaje (no me sale, pero puedo intentarlo de otra forma, y si sigue sin salir, me siento en compañía).



Y esta buena evaluación, incluye dos ideas fundamentales:

Tiene que ser continua, con una actitud de seguimiento y formativa, para reconducir la estructura del proceso de enseñanza y aprendizaje si fuese necesario.

La evaluación en su uso tradicional, pretende simplemente “calificar”, siendo su objetivo principal “clasificar” a estudiantes por niveles. He llegado a oír en alguna ocasión: “Vamos a preparar un examen donde haya preguntas para que solo unos pocos tengan sobresaliente, y luego otras preguntas de mínimos para que apruebe toda la clase”.



Por esta razón, esos exámenes o pruebas realizadas, solo pretenden calcular un “número” que sitúe a las alumnas y a los alumnos dentro de una horquilla establecida por una norma general.
Esta idea queda muy lejos de conseguir una educación inclusiva, y favorece el fracaso escolar. Y lo peor de todo, es que se ha conseguido convencer a las personas de que el sistema dice quiénes son los “buenos” y quiénes son los “justitos”.


Otro aspecto erróneo muy importante, es creer que comprensión y aprendizaje son el mismo concepto.
Hay una frase que le escuché hace tiempo a José Ramón Gamo en una charla sobre neurociencia, que la tengo muy presente desde entonces:
“Una cosa es que los alumnos comprendan lo que trabajamos en clase, y otra muy distinta es que lo hayan aprendido. El aprendizaje es un proceso que va más allá, es un proceso intrapersonal”.

Esta afirmación me ha ayudado mucho a mejorar las estrategias asociadas al proceso de enseñanza. Y cada vez soy más consciente de que son muchos los alumnos, que tras comprender perfectamente conceptos en clase, tienen dificultades para recuperar o aplicar la información en determinados momentos.

Este último aspecto nos tiene que ayudar a dar importancia al uso de metodologías activas, al “saber hacer”, al “aprender haciendo”, donde los alumnos transforman la comprensión en aprendizaje, y generan “conocimiento”.
Es por esto por lo que la evaluación debe formar parte del proceso, y no reducirse exclusivamente a pruebas finales. Así además, evitamos abusar de pruebas teóricas, que no garantizan el aprendizaje auténtico, y que evalúan exclusivamente la capacidad para memorizar datos.



Y, ¿qué hago yo en el aula? ¿Cómo llevo a cabo la evaluación?

Hubo una época en la que yo también formaba parte de ese profesorado que basaba su nota en la media de varios exámenes. El primer paso fue intentar disponer de más notas, de más pruebas, o de rúbricas que me hiciesen una media más objetiva. Incluso utilicé aplicaciones para hacerlo más divertido. El problema era que seguía pensando de manera errónea. Pensaba en calificar.
¿Qué diferencia había entre tener un 5 o un 7? La diferencia era que la media saldría más alta o más baja. Sin embargo, el proceso mantenía la misma estructura, y todos pasaban por el mismo “rasero”.
No utilizaba esas pruebas para modificar los “cómos” de la enseñanza ni del aprendizaje. Y lo peor de todo, es que estaba encasillando a mis alumnas y a mis alumnos en distintos niveles. “Encasillar” es no atender a la diversidad, es marcar el mismo objetivo para todos, y dejar claro que cada uno se queda con su “etiqueta”.


El siguiente paso fue transmitir a mis chicos que el examen no era importante, que lo importante era aprender. La idea era quitar esos nervios y esa obsesión, introduciendo dinámicas emocionales de confianza en el aula. Pero claro, si luego las notas eran reflejo de exámenes y pruebas, mi credibilidad era baja.


Finalmente, me di cuenta de la necesidad de reestructurar el proceso. De aprovechar todas esas pruebas, rúbricas, portfolios, juegos de clase, y demás, para valorar dónde estaban, y partir de ahí para continuar. Incluso detectar qué dinámicas de aula no eran adecuadas para determinados objetivos.

Entré de golpe en la evaluación “real” del proceso de enseñanza y aprendizaje. Una evaluación formativa, donde el proceso cobra vida en cada momento, en cada valoración y revisión. Se valora lo que sabes, y lo que eres capaz de hacer con lo que sabes. No hay mayor satisfacción que la de ser consciente que a pesar de tus limitaciones en algunos ámbitos, estás mejorando y aprendiendo en los mismos.



El clima de confianza que se crea en el aula, es un gran vínculo emocional con mis estudiantes. Dejarles hacer juntos un examen, no estar pendientes de si “copian”, fomentar el que se ayuden sin dar soluciones, transmitir cuánto me ayudan a mejorar como profe cuando fallan, porque tengo que pensar nuevos recorridos en su aprendizaje…

Os garantizo que su actitud ante la evaluación cambia radicalmente. Se dan cuenta de que confías en ellos, y de que quieres lo mejor para ellos. Te ven convencido de lo que haces, y eso contagia. Tienen ganas de aprender. Empiezan a profundizar sobre los aspectos que trabajamos, dejando de lado poco a poco la famosa pregunta de las cinco “es”; ¿Esto entra en el examen?, (cuyo post de dos minutos de lectura recomiendo leer, y que escribí poco antes de aplicar los nuevos cambios en mi manera de evaluar).


Actualmente, sigo utilizando rúbricas, juegos de clase, y esas aplicaciones y plataformas que gamifican las dinámicas del aula. Pero ahora tienen sentido. Cada herramienta de evaluación aporta información que intentamos utilizar y sacarle el máximo rendimiento para redirigir el proceso de enseñanza y aprendizaje. Utilizo el plural porque la evaluación es cosa de todas y de todos. Coevaluamos, nos autoevaluamos, nos evalúan…

Entre mis aplicaciones preferidas, están CoRubrics, Padlet, Quizizz y Plickers.



Para terminar, me gustaría compartir que no siempre es posible llegar a todos los alumnos y a todas las alumnas, que no disponemos del tiempo necesario para llevar a cabo una buena evaluación, y que cambiar a esta manera de evaluar es un proceso que requiere tiempo, preparación y esfuerzo. Pero a pesar de todo, merece la pena, porque cada “poco” que hagamos, es un salto enorme en relación a lo que hacíamos.


Ahora la evaluación, también nos permite aprender.



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Nuevas tendencias en #Educación; #Techno-Craft (Entrevista)

A principios de junio, Ana López, de la "revista Escuela", me escribió para hacerme una entrevista.
Por lo visto sólo han tenido acceso los suscriptores de la misma . Como a mí me gusta compartir todo lo que hago, pensé que pasado un tiempo prudencial podría copiar aquí la entrevista.
Espero que os guste...




Hola Gorka,
Estoy preparando un reportaje sobre nuevas tendencias en educación, en base a un estudio realizado por Coolhuntings, y uno de los temas que quiero abordar es el Techno-Craft, que es de lo que me gustaría hablar contigo...


- ¿Qué es concretamente el Techno-Craft y por qué consideras que es importante integrarlo en la educación?

Yo lo defino como "La introducción de la tecnología en el proceso creativo". En la actualidad, esta tendencia se centra en la introducción de la programación informática desde el enfoque "maker", como herramienta para crear por uno mismo, para "aprender haciendo".
Su inclusión en la Educación es clave, porque es una manera de incorporar nuevos formatos creativos. Para los nuevos tiempos, nuevas visiones, nuevas herramientas. Acompañamos el aprendizaje de nuestro alumnado con una herramienta del siglo XXI (la programación) y una metodología activa ("Movimiento Maker") donde cada estudiante es protagonista de su proceso.


- ¿Cómo se integra en el aula? ¿En una asignatura en concreto o de una manera más transversal?

Hay varias opiniones al respecto, pero yo defiendo su integración de una manera transversal. Podemos aprender a usar plataformas para programar, pero el objetivo no es ser un estupendo programador, sino aprender a pensar, y disponer de una herramienta más para utilizar en tus proyectos, o crearlos.
También se puede introducir en áreas concretas, como complemento para aprender conceptos más específicos. Por ejemplo, para crear un reloj necesitas calcular la amplitud de giro de la manecilla en cada segundo. O la disposición de los objetos en el visor, que se organizan con las coordenadas del plano cartesiano.


- ¿Qué beneficios tienen para el alumnado, tanto de cara a futuro como en el aprendizaje de otros campos?

Lo más beneficioso es el desarrollo del pensamiento creativo, del pensamiento computacional, el pensamiento lógico y el pensamiento crítico. Es una herramienta fantástica para que nuestro alumnado aprenda a pensar. La estructura algorítmica (organizada en una serie de pasos ordenados que hay que seguir) y su diseño, favorecen el desarrollo de algunas funciones ejecutivas como la memoria operativa o el control inhibitorio. Y éstas son fundamentales en la maduración cerebral de nuestros jóvenes.
Además, el matiz creativo tan marcado en la tendencia, favorece el pensamiento divergente en clase, tan necesario en el mundo laboral.


- ¿Hay buenos ejemplos de esto en España?

Cada vez son más los docentes que se lanzan a introducir la programación en el aula. Y también son muchas y muchos los que buscan que el alumnado aprenda "haciendo". Es quizás el "Technocraft", como concepto, lo que no está al orden del día, aunque realmente se esté llevando a cabo. Es muy típico con las nuevas nomenclaturas de las tendencias.
En el ámbito de la programación y la robótica, uno de mis referentes es Antonio Ruiz (@AntJueduLand), y una apasionada de dar voz a esta tendencia, es Mercedes Ruiz (@Londones).


- ¿Hacia dónde piensas tu que debería caminar la educación?

Vivimos en una sociedad llena de información, y en la que estamos "súper" conectados. En las escuelas tenemos que favorecer el pensamiento crítico para saber buscar y aprovechar esa información, y como consecuencia desarrollar habilidades creativas para saber "qué hacer" con la misma. Que la memorización arraigada de nuestros ancestros deje paso al "saber hacer".
Y en esta sociedad tan cambiante, fomentar el aprendizaje conectando con otras personas es lo que nos hará posible "querer" seguir aprendiendo.


- ¿Crees que el sistema educativo actual, tal y como está planteado, está respondiendo a las necesidades reales del alumnado y de la sociedad?

El aprendizaje se produce en cualquier lugar y en cualquier momento. El sistema educativo no está consiguiendo que el alumnado tenga ganas de aprender, y por tanto se pierde la emoción por ese aprendizaje constante. Además, existe un desfase entre el avance de la sociedad y los cambios en educación. Todavía hay muchas escuelas que no se diferencian de las de hace 30 años.




Gracias!

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Todo lo llevo a la #Educación, ¿Y tú?


El cine es una herramienta magnífica en el aula. De hecho, actualmente se están dando pasos para llegar a un pacto que aúne cine y educación (#PactoEduCine), con el objetivo de crear un plan de Alfabetización Mediática.

Pero en esta entrada, lo que quiero es hacer reflexionar sobre cómo incorporamos los aprendizajes en nuestra memoria cuando vemos una serie o una película.
Quizás nos sea útil para entender, cómo se forman nuestros recuerdos, y su posible similitud con nuestro trabajo y el proceso de enseñanza-aprendizaje.

No pretendo explicar ninguna teoría sobre neurociencia, pero sí provocaros curiosidad hacia la misma. Luego, una vez interesado o interesada, puedes encontrar mucho material en la red y fuera de ella. Simplemente os comparto algunas experiencias que he vivido, para que cada uno genere sus propias conclusiones y posibles analogías para “darle una vuelta” al cómo lo hacemos en el aula.

Seguro que encontráis la manera de conectarlo...

Experiencia 1:
Hace tiempo, mi mujer y yo, estuvimos enganchados a la serie “Perdidos (Lost)”. Era tal la adicción, que la veíamos en versión original porque no podíamos esperar a que saliese en castellano.
Por circunstancias familiares, tuvimos que dejarla a mitad de la segunda temporada, y la retomamos al mes siguiente.
Lo que nos sucedió, fue que no nos acordábamos del hilo conductor al retomar la serie, y tuvimos que ver varios capítulos anteriores para ponernos al día. Y eso que estábamos especialmente motivados.

Experiencia 2:
Cuando era pequeño, todos los días durante casi un año, me gustaba ver el “Inspector Gadget” mientras merendaba un bocadillo de pan con queso, que me preparaba mi madre. Años más tarde, cuando escuchaba la canción de la serie animada, podía percibir de alguna manera el sabor de aquel queso.

Experiencia 3:
Todos los de mi generación nos sentimos atrapados por la saga de terror “Poltergeist”. En ella decían la famosa frase “La oscuridad es buena…”. Estas palabras me servían para relajarme cuando dormía en mi cuarto con la luz apagada.

Experiencia 4:
Quién no conoce a Chucky, el muñeco diabólico. Una imagen que se me grabó de tal manera, que era incapaz de dormir en casa de mis tíos en una habitación en la que había un peluche colgado en la pared.
Por muchas ganas que tuviera de dormir, me era imposible relajarme hasta que se lo llevaban.



No sé si alguna de estas cuatro experiencias te transmiten ideas para reflexionar sobre las emociones, la memoria o el aprendizaje. Pero si es así, te animo a compartirlas, y de ellas sacar estrategias para llevar a clase.

Seguramente tengamos muchas más experiencias que compartir, y seamos capaces de entender la importancia de los procesos que tienen lugar en nuestro cerebro.

Espero haber provocado un mínimo interés en el tema.

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El Trastorno por Déficit de Atención Docente; TDAD

Me acabo de inventar un nuevo trastorno, el TDAD; Trastorno por déficit de atención Docente.

Siendo consciente de la dificultad que conlleva compartir él aula con más de 25 alumn@s, tenemos como reto el intentar llegar a cada uno de ellos.
Es lo que en educación llamamos atención a la diversidad.
Podemos buscar excusas, que las hay, y seguir como si nada en nuestra labor, pero me gustaría compartir algunos detalles que pongo en práctica en clase.

Algunas y algunos docentes, cada vez menos, se escudan en el tiempo y el número de estudiantes para centrar su trabajo exclusivamente en la transmisión de su conocimiento. Quizás todavía no se han percatado de que el objetivo no es tanto transmitir el conocimiento como generarlo.

Y es cierto que aunque seamos capaces de hacer que nuestros alumnos comprendan, el aprendizaje es intrapersonal, y depende de ellos que se transforme en conocimiento.
Para conseguirlo, una de las claves es la conexión profesor-alumno unida a la emoción compartida.

Tenemos que conseguir que se sientan protagonistas de su aprendizaje, pero también protagonistas en su grupo clase.

L@s docentes que padecen este transtorno, aumentan inconscientemente la distancia emocional con sus estudiantes.
Las alumnas y los alumnos perciben tu preocupación por ellos, tu cariño, tu estado de ánimo.

Cuando un alumno siente que te preocupas y que quieres lo mejor de y para él, su actitud hacia el aprendizaje cambia, y activamos su emoción. 
Cuando te ven como un ser humano, como una persona con sus días buenos y malos, se humaniza el proceso.

En mi caso, me gusta compartir con ellos cómo me siento. Y si tengo un día malo, les anticipo mis posibles acciones equivocadas, para que si me “pasa”, me digan; “Gorka, tranquilo” o “Se nota que estás menos paciente”.
Así mismo, disfrutar de los momentos en los que me equivoco, para que vean que es algo estupendo y que aporta mucho en nuestro trabajo.
Compartir con ellas y ellos, que mi misión es ayudarles y acompañarles, y que, por ejemplo, los exámenes son pruebas tanto para ellos como para mí, y así poder pensar cómo mejorar su proceso de aprendizaje.

También, como terapia, me gusta ser consciente de haber dedicado un ratito a cada uno. Mi pequeño objetivo se basa en hablar con todos y cada uno de ellos en algún momento del día. Incluso con alguno con el que he podido tener algún momento de "saturación", ser capaz de convertirme en actor para que no se me note ese "pseudoRencor" adquirido.

A todo ello, le añado un pequeño “radar” personal que detecta cuando a alguna o a alguno le veo triste, desanimado. Y mi pregunta, a riesgo de ser pesado, es “¿Estás bien?”. 

Para terminar, no puedo evitar introducir el humor en el aula, donde mis chistes, según ellos muy malos, facilitan esos cambios de ritmo en clase.

Son pequeños detalles, pero os aseguro que favorecen la confianza con tus chic@s, y estoy seguro de que repercute en su aprendizaje. 
Y además de un clima emocional muy positivo en el aula, te genera una satisfacción personal emocionante. 

Si crees que puedes tener TDAD, ya sabes; comparte tus emociones, habla con cada uno de tus alumnos cada día, preocúpate en detectar su estado de ánimo, e introduce el humor en tu aula.

Los contenidos y las metodologías están para complementar nuestra labor como personas humanas.

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Colaborar para Aprender

Son las personas las que dan sentido al aprendizaje.
La Neurociencia nos afirma que el aprendizaje es social.
Las primeras teorías constructivistas se han ido apoyando en el conectivismo, dando gran importancia a la comunicación interpersonal.
Podemos deducir que el aprendizaje se produce en interacción con otras personas. 
Las TIC son las herramientas que nos facilitan esta necesidad.

Estas ideas son el eje conductor de tres emocionantes proyectos colaborativos en los que he participado este curso.

Todo empezó con una iniciativa de Mercedes Ruiz (@londones), gracias a la cual, unas cajas "llenas de robots" iban a formar lo que yo llamé el "Kit viajero" de robótica educativa.
Un kit gratuito solidario gracias a las aportaciones de varios docentes y colaboradores a nivel nacional, que iba viajando para que varios centros tuviésemos la oportunidad de vivir la experiencia. Cada cole aportaba ideas, instrucciones, actividades, tutoriales,… que ayudasen al resto.
En nuestro caso, nos llegó de un centro de Leganés de la mano de Antonio Ruiz (@Antjueduland), y lo enviamos a l@s niñ@s de las aulas hospitalarias del hospital de Murcia.
Un proyecto "ubuntu" de tod@s y para tod@s.
Podéis profundizar en detalles en ESTE enlace.


Por otro lado, en el evento #Jespibase en Madrid, mi amigo José Blas García (@jblasgarcia) me propuso introducir la programación con Scratch y la robótica, en sus clases con los alumnos de Magisterio de la Universidad.
La idea era realizar un proyecto colaborativo Universodad-Escuela, entre mis alumnos de 6º de primaria y sus alumnos de grado de Educación Primaria. Nuestr@s alumn@s les explicaban a l@s alumn@s de magisterio de la Universidad, cómo utilizamos la programación en el aula, cómo funciona el programa, y les enviaban trabajos como ejemplo. En esos trabajos, además,  les cuentan cuáles son las cualidades de un buen profesor, y cómo les gustaría que fuesen sus clases cuando acaben la carrera y empiecen a trabajar como maestr@s. L@s alumn@s de la Universdad, nos respondían con proyectos realizados en el software de programación que les habíamos enseñado, y con creativas presentaciones en diferentes plataformas.
Como colofón final, preparamos un concurso de Scratch, donde los alumnos de primaria hicieron de jurado seleccionando los tres mejores proyectos de los alumnos de Magisterio.
En breve publicaremos una entrada explicando más a fondo este apartado.


Con todo esto en la cabeza, me di cuenta de que aún era posible otro proyecto colaborativo más para continuar este aprendizaje social. Tenía que ser dentro de mi propio centro.
Teníamos un proyecto entre mis alumnos de 6º y otros alumnos de su edad en otros colegios de España (El Kit viajero).
Teníamos un proyecto Universidad-Escuela (Con los alumnos de Magisterio de la Universidad de Murcia).
Y el tercero, fue un proyecto colaborativo entre mis alumnos de 6º y los alumnos de 1º de primaria de mi cole.

Le llamamos "Elige tu propia lectura", plagiando la saga "Elige tu propia aventura", que leímos los de mi generación cuando éramos pequeños.
Los mayores crearon un videojuego a modo de cuento interactivo, para fomentar en los “peques” la animación a la lectura. 
Los niños de primero se encontraban ante un cuento cuyo argumento y duración dependía de sus decisiones. Los de sexto incluyeron los personajes de dibujos animados más famosos del momento.
La emoción en unos y la ilusión en los otros, se plasmó en un momento entrañable e inolvidable.


Somos conscientes de la importancia del pensamiento computacional para enseñar a pensar a nuestr@s alumn@s, desarrollando, entre otras cosas, su pensamiento crítico y creativo.
Como muchas de las nuevas herramientas TIC, la programación no es ni debe ser un fin en sí misma, sino una herramienta facilitadora de su proceso de aprendizaje. Conseguimos acercarnos más a cómo aprenden, enriquecemos el desarrollo de sus procesos cognitivos, y por tanto favorecemos la adquisición de habilidades que dan significado al “saber hacer” implícito en las competencias clave. 

Pero si realmente tenemos que quedarnos con un ámbito concreto de las nuevas tecnologías, este sería el “conectivismo”. Una característica arraigada a lo largo de la historia del aprendizaje del ser humano, que nos permite conectarnos unos con otros, y en definitiva poder crecer juntos.

La colaboración es la base de esa sociedad tan soñada.
Sabemos que un mundo mejor es posible, y lo queremos conseguir entre tod@s. Ayudándonos, Colaborando.

Está cambiando la forma en la que aprenden nuestr@s alumn@s, pero lo que no cambiará nunca, es la necesidad “social” del ser humano. Aprender a “ser” va de la mano de la colaboración, de la solidaridad, de la justicia. 

El aprendizaje es mayor si “conectamos” con otras personas.


"Nota aclaratoria: Debido a la ley de protección de datos, no me es posible adjuntar fotografías de los proyectos"
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Matemáticas ¿Qué, cómo, dónde?

Compartiendo experiencias con compañeros, me he dado cuenta de que la mayoría de los docentes no tenemos claro QUÉ queremos conseguir. 
Esto hace del libro de texto una guía divina y un instrumento que aporta seguridad (y en ocasiones lamentablemente comodidad). 

Soy un apasionado de la didáctica en general y de la de las matemáticas en particular, pero aun así creo que las asignaturas como entes independientes tendrían que empezar a partir de la etapa de educación secundaria. 
En primaria los niños tienen que vivirlas, disfrutarlas e incorporarlas en sus "conoCIMIENTOS" dentro de proyectos significativos, que aporten el sentido y objetivo de las mismas.

El qué y el cómo son igual de importantes si hablamos del objetivo pretendido, pero NO si hablamos del contenido a trabajar. 
La clave es saber QUÉ quiero conseguir (desarrollar pensamiento lógico, divergente, habilidades, descubrir talentos,  motivación, etc) y CÓMO lo vamos a lograr (descubrimiento, proyectos, colaborando...). 
El error es pensar en el QUÉ cómo un contenido concreto (fracciones, operaciones, polígonos).

Muchos compañeros están incorporando bastantes "cómos" muy interesantes, pero centrados en "qués" muy pobres. 
La presión por terminar libros y rellenar cuadernos limita el crecimiento del profesorado.
Yo mismo soy un seguidor de contenidos (atragantado) e intentó utilizarlos para desarrollar esos aspectos importantes, los "qués buenos".

Poco a poco vamos dando pasitos, pero necesitamos de una "tila educativa" por parte del departamento de educación. Necesitamos (entre otras cosas) una flexibilidad curricular y menos pruebas externas que alimentan la evaluación basada únicamente en exámenes.


¿Por qué decimos que las matemáticas están en todas partes y luego las trabajamos sólo en una?

Podemos pintar en las ventanas, jugar en el suelo, disfrutar de otros espacios más allá del "pupitre", donde las experiencias enriquecen aún más el aprendizaje.
Es una satisfacción escuchar a tus alumnos comentarios del tipo; "Si el ancho del pasillo midiese un metro, el arco del techo valdría PI"... "Entonces PI no tendría infinitos decimales ¿no?"... "Lo podemos llamar PIsillo"...




¿Por qué no investigar y curiosear? Por ejemplo, sobre la historia de nuestros ancestros para entender cómo contaban, cómo vivían las matemáticas.

A los alumnos les encantan las anécdotas curiosas. Y les gustan aún más si son ellos los que las encuentran.

Una que les llama mucho la atención es de dónde viene el sistema de numeración sexagesimal.
Se quedan boquiabiertos viendo cómo (antiguamente) contaban tocando con el pulgar de su mano derecha las falanges de los dedos de esa mano. ¡Son 12 falanges! (¿Casualidad que un día esté dividido en dos partes de 12 horas?).
Cada vez que el pulgar tocaba todas las falanges, lo marcaban con un dedo de la mano izquierda, y empezaban de nuevo.
Si en la mano izquierda hay 5 dedos, todos los dedos sumarían 60 conteos (¿Casualidad también?).

En la imagen que os dejo a continuación os podéis hacer a la idea...


¿Y si jugamos a contar con los dedos "del" sistema sexagesimal?
"3 dedos de la mano izquierda y el pulgar en la segunda falange del índice de la derecha... ¿qué número sería?...
¡el 38! ¡Genial!

¿Y no es esta una forma divertida de introducir el concepto de sistema posicional, así como de aterrizar en el propio sexagesimal?

Si estáis interesados en profundizar en este tema, podéis leer la entrada "cómo nace el grado sexagesimal"


A veces introducimos las matemáticas a nuestros niños de una forma original, divertida, que les cautiva, y de repente en un suspiro, como si hubiese sido una simple "dosis" de motivación, pasamos, "sin anestesia ni nada", al trabajo convencional, mecánico, aburrido, repetitivo, en silencio.
Ponemos un vídeo de Fibonacci espectacular, y en cuanto acaba empezamos a trabajar ejercicios del libro.
Esta imagen de Frato lo explica mejor que yo...



Vamos más alla... ¿Por qué no disfrutar de ellas dentro de proyectos donde la necesidad de aprender genera un cocimiento real?

He aprendido de mis referentes matemáticos "Javier López Apesteguía" (@Javiloap) y "José Antonio Fernández Bravo" (@Fdezbravo), que el fundamento didáctico de "las mates" se basa en comprender y relacionar.
Que el niño genera conocimiento gracias a las relaciones y la generalización de conceptos previamente dotados de significado.
Que los alumnos son los que han de conquistar esos conceptos, son los descubridores.
Nosotros ponemos el contexto, acompañamos. Y la guinda de la motivación pasa por provocarles necesidad de uso. 
 

Recuerdo una clase que impartí en 1º de primaria donde los niños me demostraron que son ellos los que aprenden, que son ellos los que piden cuando necesitan. Que mi única misión era dotar de nomenclatura matemática a sus descubrimientos.

Como yo estaba de guardia, mi compañera me explicó que tenían que trabajar calculo mental. Preparé un jueguico por equipos tipo concurso, en el que sumaban un punto por acertar y restaban uno por no hacerlo. 
Se me ocurrió evitar que ningún equipo ganase en las primeras rondas, y ahí empezó la diversión. 
Les preguntaba a los equipos cuántos puntos llevaban, y me decían 2, 1, 3... Yo les replicaba que eso no era posible porque habían fallado las respuestas. Ellos me explicaban que se referían a 2, 1, 3... pero de "no acertar".
Entonces aprovechaba para decirles que si apuntaban los números así, no quedaba claro que eran puntos de "no acertar". 
Surgieron un montón de ideas entre las cuales destaco la de una niña que nos dijo; "podemos redondear los números cuando queremos que sean "no acertados". Les pregunté a todos si les parecía bien, y lo aplicamos a toda la clase, y seguimos jugando.
Ellos no sabían que estaban contando con números negativos. Ni siquiera es un "contenido" de 1º de primaria. Pero lo habían descubierto, y estaban jugando con ellos.
Una vez con el juego avanzado, les expliqué que los mayores, cuando usamos esos números para representar los "no acertados", colocábamos el signo "menos" delante del número. Les propuse hacer como los mayores, y A partir de ese momento todos escribían correctamente los números.


Leyendo la anécdota podemos sacar muchas conclusiones, pero mi objetivo era claro. Quería establecer un lenguaje común entre nosotros para hablar "matemáticas". No fue necesario explicar ningún concepto. Simplemente jugábamos y nos comunicábamos. 
Esto son "las mates". Jugar, comunicarse, utilizarlas con sentido. Crear una necesidad en el juego para generar conocimiento.


Las matemáticas son emocionantes porque forman parte de nuestras vidas, porque son necesarias, porque tienen sentido.


EmocionMATE, ¿verdad?


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Formación docente; ¿Dispuesto a aprender?


"Siempre estoy dispuesto a aprender, aunque no siempre me gusta que me den lecciones"
W. Churchill


Está en boca de todos que los docentes tienen que reciclarse.

Como decía en mi entrada anterior, los alumnos aprenden de manera distinta a cómo lo hacían antes, y por lo tanto, no podemos seguir enseñando de la misma forma.

Al igual que en otras profesiones, necesitamos de la renovación (pedagógica) continua.

La mayor dificultad reside en el "qué" formarnos, y en el "cómo" hacerlo.

Son muchas las tendencias metodológicas y las propuestas.
Cada vez son más las herramientas, y aumentan los problemas asociados a estas y a su utilización (Interfaces, conexión a internet en el centro y en casa, medios económicos, etc.)

Pero existe una premisa que sirve como punto de partida;

"Lo que estábamos haciendo ya no influye de la misma manera".
"Algo tengo que cambiar. Algo tengo que probar".


Mi reflexión se centra en que la formación tiene su inicio en cada un@ de nosotr@s.


Toda persona que se dedica a la educación, consciente de que el cambio es necesario, y que quiere salir de su zona de confort, busca la formación sin excusas.

Toda persona que se dedica a la educación, consciente de que el cambio es necesario, y que no quiere cambiar, busca excusas a la formación.


Es verdad que no todo el mundo puede pagarse determinados cursos, ni contratar determinados ponentes. Pero cada vez disponemos de más material libre, y de personas extraordinarias con ganas de compartir e intercambiar conocimiento.

Las excusas (en la mayoría de los casos), se deben a tres factores:

La "Comodidad", "La Seguridad", y "El yosiemprelohehechoasí".

Unos tienen miedo de que el cambio les suponga más trabajo.
Otros tienen miedo de no poder demostrar a l@s alumn@s que lo saben todo.
Y un tercer grupo justifica su experiencia para evitar cambiar, y como decía "Churchill" al comienzo de este post, para que no le den lecciones.


He asistido a muchos cursos de formación 1.0.
Me refiero a esos en los que te conviertes en alumno del siglo XIX. En los que lo único que haces es escuchar a un "supuesto" experto en la materia.

Las personas "con excusas" (llamemos así a los grupos anteriores) se sienten bien acudiendo a esta formación. Incluso comparten con otros su satisfacción con lo presenciado. El problema es que saben que cuando termine el curso todo se quedará allá. Su aula no va a cambiar.
Siempre se puede sacar "algo" bueno, llevar "algo" al aula, o en definitiva hacer "algo".
Pero esto ya no depende del curso. Depende de tí.


El fundamento de la formación docente, es la inquietud del profesorado.

Maestr@s con ilusión por mejorar, con pasión por lo que hacen, que pretenden disfrutar cada día en su trabajo con sus niñ@s, y lo más importante, maestr@s que quieren lo mejor para sus chic@s.
Estas personas son las que comparten, las que aprenden, las que están en formación continua. Y lo mejor de todo, es que son felices haciéndolo. (Últimamente he tenido la suerte de conocer a much@s de ell@s gracias a las redes sociales, proyectos colaborativos, iniciativas, congresos y eventos)


La formación tipo "receta", que pretende cambiar únicamente una metodología por otra, sin cambio en el docente, no existe.
Nadie te va a dar recetas mágicas que te excluyan a ti del cambio.

La emoción la contagiamos nosotr@s.


Si tienes la suerte de dedicarte a este apasionante mundo, aprovéchalo. 
FÓRMATE. 
Elige en "qué" y piensa "cómo", pero recuerda;

"La formación es cuestión de ACTITUD e INQUIETUD".



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Reflexión educativa: "La #Educación debe..."

Bien, lo primero, 
¿Qué es para mí la educación?

Es un medio a través del cual conseguimos desarrollar al máximo el potencial de las personas, así como darles herramientas de convivencia y de pertenencia a la sociedad.


¿Quiénes creo que son los responsables de la Educación?

En mi opinión, son tres. La propia sociedad, la familia, y los profesionales de la Educación.
Por tanto, la mayor responsabilidad del cambio recae en las personas, y no en las leyes educativas.


¿Qué dificultades nos encontramos?

Una sociedad con unos ideales deshumanizados, donde el capitalismo, la jerarquización de status, y los prejuicios hacia la diversidad, reordenan la escala de valores de las personas.

La delegación familiar.
Se está obviando el papel educador fundamental e inicial de la familia, delegando en la escuela la mayor parte de la responsabilidad. Se está perdiendo en parte el sentido del núcleo familiar, donde las personas son educadas en sus costumbres y valores, delegando en los medios y las redes sociales esa tarea. Aparecen las llamadas "familias ausentes", que compensan carencias emocionales con exceso de permisividad o sustitutos materiales.

Las exigencias a los "profesionales" de la educación.
Se dice que existen profesionales de la educación, que a pesar de haber elegido libre y vocacionalmente esta profesión, no son conscientes de la necesidad de cambio y de adaptación continua que requiere. 
Se dice que existen profesionales acomodados en costumbres didácticas ancestrales, incapaces de salir de su zona de confort, y que bajo el legado de sus años de experiencia, intentan contagiar a los nóveles, su comodidad y seguridad en metodologías arcaicas, para evitar el "cambio educativo". 
Se dice que hay profesionales que se han dedicado a la enseñanza porque no pudieron acceder a la carrera que anhelaban, e incluso algunos, pensando en las "deseadas" vacaciones del sector.

En mi opinión, hay muchísimos profesionales deseando cambiar la educación, deseando adaptarse a la nueva manera en la que aprenden nuestr@s alumn@s, deseando dejarse la piel por atender las necesidades “especiales” de cada individuo. 
Saben que existe una evolución natural tanto de la sociedad como de las nuevas generaciones, que precisa de una revisión metodológica adecuada. 
Existen muchos de los buenos profesionales que exige la sociedad, que a pesar de las dificultades, no buscan excusas, y siguen luchando. 
Tenemos claro, que lo más importante, lo que da sentido a lo que hacemos, son l@s alumn@s.


La formación, los contenidos y el currículo
Es muy triste escuchar que tenemos contenidos del siglo XIX, docentes del siglo XX y alumn@s del siglo XXI.
Como he dicho anteriormente, generación tras generación, las personas aprenden de forma diferente, y por tanto es necesario enseñar de forma diferente. 
Pero para enseñar de forma diferente, hay que reciclarse. Si no hay formación del profesorado suficiente y adecuada, no podemos esperar grandes cambios.
A esto le añadimos que los contenidos que deben aprender l@s alumn@s son idénticos a los de sus padres.
Y por si fuera poco, la legislación consigue obsesionarnos con el objetivo de "aprobar" en vez de "aprender", con la evaluación y la estandarización, en vez de la diversidad y el proceso metodológico.


Entonces, ¿Cómo creo que debe ser la educación?

La educación debe centrarse en el alumno. Atender a la diversidad real existente, evitando estandarizar o clasificar personas. Todos somos “buenos” en algo, sólo hay que encontrarlo. No podemos permitir que el sistema educativo sea el “juez” que decida entre personas que valen y personas que no. Hay que utilizar la evaluación para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, para saber dónde y cómo acompañar.

La educación debe ser responsabilidad de todos, delegando lo profesional a los profesionales; los docentes. Contribuir a su formación continua. Cuidar y potenciar su ilusión, su pasión, su vocación. 

La educación es un objetivo común, no puede depender de ideologías.

La educación debe adaptarse a los tiempos, y estar en continua evolución. Si las personas cambian la manera en la que aprenden, es clave cambiar la manera en la que se enseña. Los contenidos, la metodología, los espacios, y los roles educativos, no pueden ser los mismos, si la forma de aprender es distinta. Conocer cómo funciona y cómo evoluciona el cerebro, es fundamental para saber cómo se aprende.

La educación debe centrarse en el "cómo" y no en el "qué". Las TIC nos permiten acceder fácilmente al “qué”, por lo que la prioridad es enseñar el “cómo”. Utilizar herramientas y estrategias para resolver problemas. Saber hacer. Aprender haciendo. Dejar a un lado la especialización por asignaturas, para dar paso a la inclusión de nuevas metodologías. 

La educación debe enseñar a pensar, estimulando en igual medida los diferentes tipos de pensamiento. Establecer relaciones, incorporar estrategias, ser crítico, asumir los errores como oportunidades de aprendizaje.

La educación debe favorecer el desarrollo de la creatividad, la curiosidad, el emprendimiento, las habilidades sociales y comunicativas.

La educación debe fomentar los valores, valores como la cooperación, la colaboración, el trabajo en equipo. Enseñar a "crear" y no sólo a "consumir", enseñar a gestionar emociones, enseñar a ponerse en el lugar de los demás y a aprender de ellos.


La educación debe tener como objetivo, emocionar a los estudiantes, conseguir en l@s alumn@s el deseo de aprender.



Y ¿qué podemos hacer?

¿No se te ocurre nada?
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¿Expertos, o asignaturas como instrumentos de aprendizaje?

Constantemente incorporamos nuevas maneras de trabajar en el aula.
Introducimos elementos en las asignaturas, de cara a desarrollar todas las capacidades nuestros alumnos.
Cada vez más, estamos inmersos en las nuevas tecnologías. Les enseñamos nuevos programas y aplicaciones. 

El mundo cambia, y por tanto la educación también. No podemos enseñar como en el siglo XX a l@s niñ@s del siglo XXI. La forma de aprender es distinta, y por tanto la forma de enseñar también lo tiene que ser. 
"No es lo mismo 30 años de experiencia, que un año repetido 30 veces".

Pese a todo este entramado metodológico, estoy convencido de que lo realmente importante en un maestro, es su ilusión, su pasión. 
Una persona motivada, que disfruta con lo que hace, es la que puede hacer el aprendizaje emocionante. 
Un docente que se pone en el lugar de sus alumnos, que hace que se sientan importantes, que sabe que todos son diferentes y que eso es bueno,... ese docente es el que transmite. 

El profesor inolvidable no es recordado por su asignatura, sino que su asignatura es recordada gracias a él. Gracias a su forma de ser, gracias a su forma de "vivir" en el aula.


Por todo esto, las asignaturas, la tecnología, los libros de texto, pasan a segundo plano. Se tienen que convertir en lo que son; "herramientas". Instrumentos que pueden facilitar el aprendizaje. 

No somos conscientes de que muchas veces estamos especializando a los niños en vez de formarlos. Estamos haciendo expertos.
Introducimos, por ejemplo, el "ajedrez" en clase, y acabamos más preocupados de que dominen el juego, que de aprovechar el mismo para desarrollar sus procesos cognitivos.
De la misma forma, enseñamos a programar, y debemos tener claro que no queremos ingenieros informáticos. Lo que conseguimos gracias a la programación es impresionante, pero no deja de ser una herramienta más, un instrumento para aprender lo "importante". 
En mi anterior entrada del blog, hablo sobre "Scratch" porque la experiencia que he vivido y voy a seguir viviendo, ha sido apasionante. Pero tengo muy claro, que mi objetivo es "utilizar" la programación, no examinar a mis alumnos para ver si saben o no programar.

Juguemos con las matemáticas, trabajemos por proyectos. 
L@s alumn@s se merecen disfrutar de su aprendizaje. 
Utiliza las asignaturas. No dejes que ellas te utilicen a tí. 
Despierta la curiosidad en tus alumnos. 
No des respuestas, haz preguntas.  


Si has perdido la ilusión, busca lo positivo en tu clase. Tómate tu tiempo para reflexionar. Prueba algo nuevo. Seguro que te sentirás bien, como antes.

Y si estás empezando tu carrera como maestro; fórmate, sé innovador, sé crítico y aprende, pero no olvides que tu pasión por este oficio es lo que va a marcar la diferencia.

Tu misión es acompañar a tus alumnos en su aprendizaje, desarrollar al máximo todas sus capacidades, pero si quieres disfrutar, márcate como objetivo "que no te olviden nunca".



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Scratch; mi experiencia en el aula. (Colaboración con @Programamos)

Hace unas semanas, Jesús Moreno, uno de los componentes del gran equipo de @programamos, me pidió que escribiese un artículo sobre mi experiencia "programando con Scractch".

Desde aquí le agradezco su confianza, y más aún, el haberme enganchado en este proyecto.

A cotinuación, podeís leer el artículo, que también está publicado en el blog de @programamos en este enlace.





Hace apenas un año, asistí a un curso sobre programación con Scratch, convocado por el departamento de educación del gobierno de Navarra. Lo dirigía Gabriel Rubio (@grubiona) y fue impartido en parte por el magnífico equipo de @programamos

Aunque la idea de estas líneas es hablar sobre mi experiencia en el aula, no puedo evitar transmitir mi satisfacción durante las sesiones a cargo de Antonio Ruiz (@antJueduLand), Jesús Moreno (@J_MorenoL) y José Ignacio Huertas (@jihuefer). 

Me sentí muy motivado, superando retos, creando. 
Se me ocurrían multitud de posibilidades en el aula. 
Estaba deseando ponerlo en práctica con mis alumnos. 
Como es natural, el mes siguiente estuve trasteando el programa para dominarlo, y efectivamente, las sesiones recibidas me habían sido de gran ayuda. Sobre todo, para aprender el funcionamiento básico, y lo más importante, para animarme a introducirlo en clase. 


 Empezamos... 


La dinámica inicial en el aula, consistió en imitar la primera sesión que realicé con @programamos.
Tras una toma de contacto con la sencilla interfaz del programa, les propuse a mis chic@s crear juntos un sencillo videojuego. 

El ambiente de clase era espectacular. Estaban emocionados. 

Mi primera dificultad, fue no disponer de PDI en el aula de informática. Es una de las propuestas de mejora (para dirección) de cara a cursos posteriores. 
Es muy útil el apoyo visual, sincronizado con los pasos, dudas y las ayudas a los retos propuestos a los alumnos. Pero bueno, no fue un impedimento. 

Esta primera clase, yo iba dando instrucciones poco a poco; “Vamos a crear un objeto”, “importamos un escenario”, “Ahora, haced que el objeto se mueva hasta la pared”, etc 

Era genial. Cada uno podía seguir su propio ritmo. Al que le costaba más, probaba, “toquiteaba”, me preguntaba a mí o a sus compañeros. El que lo “pillaba” todo más rápido, seguía muy motivado “descubriendo” el programa, se levantaba a ayudar a otros, o empezaba un nuevo reto propuesto.
Este aspecto, lo he vivido en todos los proyectos realizados, y es lo que más me ha llenado en lo referente a la atención a la diversidad del aula. 


Por otro lado, el desarrollo de la creatividad

Dentro del sencillo editor de imágenes del programa, encontramos la parte artística de cada niño.
Inventan personajes, ambientan el proyecto, dibujan, colorean, cambian tamaños, formas,… es como una clase de plástica en el ordenador.
Pero no sólo desarrollan el aspecto creativo “artístico”. También trabajan el pensamiento “lógico” creativo. Me refiero a conseguir el mismo objetivo con diferentes instrucciones (código) y “estrategias”; a las “diferentes formas de estructurar la secuencia del programa”. 

El hecho de compartir entre ellos los diferentes códigos, utilizados para el mismo fin, era lo más enriquecedor. Incluso compararlos con el que había utilizado yo. 
Es un buen momento para aprender de tus alumnos más de lo que podrías aprender con un manual. 

Y por si no fuera poco, esta interacción les estaba “ayudando/enseñando a pensar”. Y esto para mí, es clave. 


Avanzando un poco en el tiempo, para no eternizarme contando todo tan minuciosamente, otra de las observaciones que puedo aportar, es el aprendizaje de contenidos matemáticos al trabajar con Scratch. 
Mi objetivo en la asignatura de matemáticas, como en el resto, es “desarrollar armónicamente los procesos a través de los contenidos”, más que “aprender los contenidos como tal”. Pero todos sabemos, que por razones curriculares “externas”, los niños acaban engullendo algunos de esos conceptos. 
En este caso, son necesarios algunos conocimientos geométricos en el uso del programa. Pero lo mejor de todo, es que los van aprendiendo a la vez que lo utilizan. Se les hace mucho más significativo, y lo adquirido tiene sentido práctico para ellos. 
Me refiero por ejemplo, al dominio del plano cartesiano, los ejes de coordenadas, los ángulos, los números negativos,… entre otros. 


Un aspecto que debemos de tener en cuenta en el aula, es la “gestión del tiempo”. 
Generalmente, en estas edades, los niños no saben ser eficientes en su organización. 
Unas veces por falta de los conocimientos básicos ofimáticos (“guardar como”, “abrir”, “copiar”, etc), y otras veces por indecisión o perfeccionismo. 
De cara a este nuevo curso académico, me he propuesto estar más pendiente, para evitar las pérdidas innecesarias de tiempo en determinados momentos (Decorar en exceso, distraerse buscando imágenes en google sin saber cuál usar, ignorar los pasos para guardar un archivo, etc). 


Me encantaría compartir cada una de mis clases con todos vosotros, pero no quiero alargarme demasiado con los detalles. 

Voy a explicar en qué proyectos “tipo” hemos utilizado el programa, adjuntando los enlaces a alguno de ellos. 


¿Para qué hemos utilizado Scratch?

• Para realizar una exposición sobre un tema, como alternativa a PowerPoint, Prezi, y similares.

• Para explicar o repasar un contenido (juegos de preguntas sobre historia, visitas virtuales a ciudades europeas, trabajar la técnica del “diálogo”, dibujar figuras geométricas de la vida real, etc)

• Como “trabajo final” a un proyecto de clase (Sustituyendo o complementando a murales, maquetas,…)

• Para crear un videojuego “contextualizado” en una fiesta determinada, aniversario, o celebración (día de la madre, Navidad,…). 

• Para jugar. 


La mayoría de estos proyectos han sido sugeridos por los alumnos, con la pregunta; 
¿Lo podemos hacer con Scratch? 

 Enlaces: 

https://scratch.mit.edu/projects/71444692/
https://scratch.mit.edu/projects/71445434/
https://scratch.mit.edu/projects/71444876/
https://scratch.mit.edu/projects/71445786/
https://scratch.mit.edu/projects/71447518/
https://scratch.mit.edu/projects/71447324/ 



Como conclusión, aportaré un listado basado en mi experiencia, con los aspectos que creo más relevantes. 


 ¿Qué conlleva aprender a programar en la escuela? 


Desarrollar la creatividad.
 
Estimular el pensamiento divergente.
 
Trabajar los procesos cognitivos de forma implícita.
 
Dominar aspectos del currículo que antes no eran significativos.
 
Adquirir habilidades en el manejo básico de la tecnología.
 
Aprender a trabajar con los compañeros, respetando el ritmo de cada uno.
 
Mantener la motivación y la ilusión de los alumnos en su proceso de aprendizaje. 




Tengo que decir que me queda mucho por aprender. Pero habiendo tantas personas con ganas de ayudar, y recogiendo la satisfacción de los alumnos, el camino va a ser ilusionante y divertido. 

@Gorkaprofe


 
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